Todo comenzó cuando naciste, como mujer, biológicamente única, con una facultad poderosa y misteriosa que nos conecta con la esencia misma de la humanidad.
A lo largo de los años, aprendiste que ser mujer es mucho más que esa biología, es una construcción de experiencias, aprendizajes, desafíos y logros que van forjando lo que somos.
Creciste y fuiste aprendiendo lo que significa ser mujer en un mundo que, en ocasiones, cuestiona tu lugar, pero también descubriste la inmensa fortaleza que reside en ti.
Pasaron los años y un día decidiste vivir el sueño de convertirte en ingeniera, una de las decisiones más empoderadoras que pudiste tomar.
Esa elección no solo te permitió adquirir un conocimiento que te ha abierto puertas, sino que también te ha brindado herramientas para desafiar las expectativas, los estereotipos y las barreras que algunas veces se nos imponen.
Te preparaste para enfrentar el mundo con confianza, para mostrar que las mujeres también podemos ocupar espacios de liderazgo, innovación y excelencia.
Después de tanto esfuerzo, dedicación y momentos de lucha, hoy sabes que la decisión también es tuya.
No importa cuántos digan que no puedes, cuántos intenten limitarte por ser mujer, porque si tienes la determinación y aplicas el esfuerzo necesario, no hay barrera que te detenga.
El poder de cambiar, de crecer, de lograr más, está en tus manos. El futuro es de quienes no tienen miedo de soñar y de quienes tienen la valentía de actuar.
Este Día Internacional de la Mujer nos recuerda que el camino está lleno de posibilidades. Como mujeres, tenemos el poder de trazar nuestro camino, de ocupar el espacio que merecemos y de construir un mundo más justo, inclusivo y equitativo.
Y lo mejor es que, al seguir avanzando, no solo avanzamos nosotras, sino que pavimentamos el camino para las que vienen detrás, demostrando que ser mujer es una de las mayores fortalezas que podemos tener.